Análisis de la banda sonora de dos secuencias de la película "Encantada"

Esta secuencia musical es una de las más famosas de la película y tiene lugar en Central Park; en ella Giselle quiere convencer a su amigo de que tiene que decirle a su novia que la quiere, y ella se lo demuestra cantando.
La realidad y la fantasía se mezclan, parece como si los dos mundos quisieran  imponerse el uno sobre el otro, al igual que en el resto de la película. Él representa al mundo real, a la cordura y la sensatez, y ella a la ilusión y la imaginación.
Cuando comienza a cantar el ambiente es realista rodeado de los sonidos de un parque. Después, cuando los músicos tocan con ella vemos los instrumentos que están sonando y comienza la canción. Él sigue hablando mientras les deja dinero, dando a entender que no quiere canciones (forman parte de esa fantasía a la que él no pertenece).
En el siguiente cambio de plano la música pasa a ser de fondo puesto que su intensidad se mantiene y suenan otros instrumentos como violines o bajo eléctrico que no aparecen. Ya no se escuchan los pasos, ni el sonido de ambiente del parque ni otros efectos de sala. Posteriormente, un diálogo entre los dos le vuelve a dar sensación de realidad, quedando la música en suspenso.
Aparecen los trompetistas y los músicos de antes en unas barcas para dar credibilidad a lo que está sonando, aunque la ausencia de sonidos del entorno y la intensidad musical nos dicen que no es posible que esa música se esté interpretando ahí.
Ella y todos los que se va encontrando a su paso parecen conocer la canción y se mueven de manera sincronizada, sólo el personaje masculino se aferra a su realidad cuando dice “yo no bailo”, “ni tampoco canto”. De hecho, hay un momento en el que todos tienen los brazos levantados menos él, que está sentado. Cuando por fin se pone de pie y levanta un poco los brazos, como para no desentonar demasiado, ese gesto es acompañado con un efecto de sonido similar al que usan para las hadas.
Otra vez volvemos al mundo real cuando vemos al príncipe, que busca a Giselle, y se oye la voz de ésta a lo lejos. También refuerzan esa sensación los sonidos de sus pasos, de la caída desde el puente y del tremendo choque con los ciclistas. La llamada de las palomas también es realista porque se escucha con poca intensidad cuando la cámara todavía enfoca al príncipe, y sube cuando aparece ella en el plano. También se escuchan las alas de las palomas aunque su comportamiento no es nada habitual y por eso un efecto sonoro da a entender que aquello es mágico. (Esta parte ha sido eliminada del vídeo)
Después de un tiempo en espera vuelve la canción, las coreografías y la fantasía, ocupando la música todo el espacio sonoro. Ya no se escucha ningún sonido real hasta que la canción termina y el griterío y los aplausos de los que han participado en ella ocupan su lugar. Se puede decir que ha ganado la fantasía y que ha hecho felices a muchas personas.
ACTIVIDADES
  1. Sombrea en el texto las palabras que hacen referencia a la idea general del texto: Fantasía y realidad se mezclan. Utiliza un color diferente para cada tipo (Por ejemplo, verde-realidad; azul-fantasía).
  2. Escribe junto a cada dato el minuto y segundo en el que aparece en el vídeo.
  3. Indica qué datos tienen que ver con los diálogos (D), efectos de sala (ES), efectos especiales (EE), música de pantalla (MP) o música de fondo (MF).


Esta secuencia de la película "Encantada" es un buen ejemplo del tratamiento sonoro que se le da a la fantasía y a la realidad, cuando Giselle trae su mundo de dibujos animados a la ciudad de Nueva York. Mediante una llamada ella consigue que los animales dejen su comportamiento normal para convertirse en unos improvisados trabajadores de la limpieza al ritmo de una canción.
Empieza con una música suave y aguda con un tempo indefinido mientras acompaña el despertar de la protagonista. Cuando ella echa un vistazo a su alrededor y ve el desorden, los sonidos graves se incorporan y vuelven los agudos cuando la cámara la enfoca de nuevo. Esto establece una conexión entre personajes y música que se va a mantener más tarde con los animales (sonido de flautas para las palomas, de violines haciendo glissandos para las moscas, pizzicato de los contrabajos cuando corren las ratas).
La llegada de las palomas es un buen ejemplo de sincronización puesto que la melodía ascendente que realizan las flautas coincide con el choque de la última paloma y su caída sobre el alféizar de la ventana con el golpe de timbal. La música pierde actividad cuando ella contempla cada grupo de animales, que producen sus sonidos característicos mientras esperan instrucciones. Ese momento de espera lo representa una nota tenida de los violines. Cuando ya parece tener las ideas claras empieza propiamente la música de limpieza con un pulso marcado. A partir de entonces numerosos gestos y sonidos están tratados rítmicamente dentro de la canción (por ejemplo, cuando le atan el lazo, cuando barre, cuando el ratón quita el tapón de la bañera, cuando frotan el suelo o el inodoro, incluso la aspiradora se traga a las cucarachas con ritmo).
La realidad (para la música, se oyen las sábanas, la almohada y los pasos) vuelve cuando la niña despierta a su padre (símbolo de la cordura) pero no antes, cuando la niña descubre lo que está pasando. De hecho, otro reflejo de esta vuelta a la realidad es lo que sucede un momento antes cuando una paloma se come una cucaracha. (Esta parte no aparece en el vídeo)

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